Cuidados del cabello

Nuestro cabello está expuesto a muchos factores perjudiciales como la contaminación, el estrés o los cosméticos inadecuados. Evitarlos es uno de los factores principales para lograr que nuestro cabello esté fuerte y sano.

Para que el cabello esté siempre en las mejores condiciones, es importante seguir las siguientes 4 reglas:

1. Evitar productos capilares agresivos que no respeten el manto hidrolipídico de la piel.

¿Qué es el manto hidrolipídico de la piel?

Es una barrera natural que se encuentra en la superficie de la piel, formada por una base acuosa (el sudor) y una base lipídica o grasa (el sebo), que actúa como barrera defensiva contra las agresiones externas, contribuyendo a mantener su hidratación.

El problema llega cuando esta barrera sufre agresiones que dañan su estructura y causan desequilibrios. Si la proporción de sebo es escasa, obtendremos un cabello seco. Por el contrario, si hay un exceso de sebo en la proporción, obtendremos un cabello graso. Es por eso que la salud de nuestro cabello depende en gran medida de la buena salud de este manto protector de nuestra piel.

¿Cómo mantenemos el manto hidrolipídico en condiciones normales?

Principalmente utilizando productos cosméticos que lo respeten, naturales y libres de químicos, sin sulfatos agresivos ni productos con alto contenido en alcohol. El uso frecuente de estas sustancias agresivas y unos hábitos de limpieza inadecuados dan lugar a la pérdida natural de lípidos en la piel, deshidratación, y por consiguiente, el resecamiento y endurecimiento de la piel.  Esto tiene como consecuencia el debilitamiento del cabello y el aumento de su caída.

Línea capilar de Elementia

  • Cepillar diariamente el cabello.

Uno de los mejores trucos que existen para tener un cabello sano es cepillarlo diariamente.

El cepillado activa la microcirculación sanguínea del cuero cabelludo, consiguiendo un pelo más fuerte. Los folículos pilosos reciben más nutrientes y por lo tanto el cabello crece con más fuerza. El uso del cepillo ayuda también a deshacerse de las células muertas, la caspa y otros residuos capilares.

Es importante cepillar dos veces al día. Podemos hacerlo por la mañana y antes de acostarnos. Recomendamos hacerlo antes del lavado y siempre con el cabello seco, porque  si lo hacemos mientras está mojado, es más susceptible de romperse.

También es importante hacerlo antes de la aplicación de algún serum capilar o de un tónico anti caída, pues al activar la circulación con el cepillado, los activos aplicados son más efectivos.

El cabello corto se cepilla empezando por la nuca desde abajo hacia arriba; es decir, desde la zona del cuello (occipital) ascendiendo hasta llegar a la parte frontal; y de la zona lateral de la cabeza por encima de las orejas (temporal) hacia la zonas superiores frontal y parietal.  De esta forma dirigimos la sangre hacia esa zona, mejorando la circulación y la salud del bulbo piloso.

En cabellos largos es importante empezar a cepillarlos por las puntas, sin tirones bruscos y sujetando el mechón desde la raíz. Después, de medios a puntas y terminar cepillando el cuero cabelludo. Cuando cepillemos la raíz (una vez desenredado el cabello), tenemos que hacerlo empezando por la nuca e intentar realizar movimientos ascendentes. De esta forma, fortalecemos el pelo y estimulamos su crecimiento.

Invertir en un buen cepillo marca la diferencia. Deben evitarse cepillos metálicos o de plástico, ya que suelen provocar electricidad estática. Una buena opción es un cepillo neumático, tipo paleta, con cerdas largas y terminadas en puntas redondeadas que nos ayuden a masajear el cuero cabelludo.

  • Correcto lavado y secado del cabello.

Cuando hablamos de un correcto lavado del cabello nos referimos a 3 aspectos fundamentales: la frecuencia de lavado, el champú que utilizamos y la temperatura del agua.

Frecuencia de lavado del cabello

La Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) no nos propone una frecuencia de lavado,  pero nos da una norma: cuando esté sucio.

La limpieza del cuero cabelludo es un hábito recomendable para mantener la elasticidad, brillo y buen crecimiento del cabello.

La falta de lavado incrementa disfunciones como la caspa, grasa, picor, etc. Pero un exceso de lavado puede ser también perjudicial, ya que produce sequedad, descamación, deshidratación y pérdida de nutrientes. Es importante encontrar un equilibrio en el que nos sintamos cómodos. Dependiendo de la actividad de la persona, o de los ambientes a los que este se exponga, se deberá realizar el lavado más a menudo.

El champú adecuado.

Otro aspecto fundamental en el lavado del cabello es el tipo de champú que utilizamos. El champú elimina la suciedad diaria que cae en nuestro cabello, pero también la grasa producida por las glándulas sebáceas y las células muertas. Eliminar estos factores evita el desarrollo de microorganismos perjudiciales.

 No todos los champús son beneficiosos para cada persona y debemos elegir el más adecuado según el tipo de cabello que tengamos: graso, seco, frágil, etc. Pero todos tienen que tener algo en común y es que deben de ser suaves y respetar tanto el cabello como el cuero cabelludo.

Debemos escoger champús sin siliconas, derivados del petróleo, parabenos, sulfatos agresivos ni colorantes artificiales. Lo ideal es que se compongan de ingredientes naturales y detergentes suaves que cuiden el cabello sin elminar el valioso manto hidrolipídico durante el lavado.  Champús como el Scalp Stimulatin  de Elementia son una apuesta segura en cuidado del cabello.

Temperatura del agua.

Otro factor importante para el correcto lavado del cabello es la temperatura del agua, que puede ser determinante para la salud capilar. Una temperatura inadecuada podría anular los efectos positivos de los productos que se utilizan.

El agua caliente deja el pelo más quebradizo y produce un efecto barrido en los aceites naturales del pelo, deshidratación y sequedad. Sin embargo, cuando el pelo sufre tendencia a ser graso, el agua caliente contribuye a limpiar el cuero cabelludo; aunque a la larga los beneficios podrían perderse por el efecto rebote.

El agua fría aporta brillo, evita el encrespamiento y la deshidratación. Además, produce un aumento en la circulación de los capilares del cuero cabelludo, lo que supone un aumento de oxigenación y de nutrientes para el cabello. Pero el agua fría también ocasiona que el pelo pierda volumen y movilidad en los cabellos finos.

Lo aconsejable es utilizar agua a una temperatura media, en torno a los 20ºC, para el lavado; y enjuagar al final con agua fría.

  • Secado del Cabello. Evitar la humedad en el cuero cabelludo.

Una regla muy importante que debemos seguir es el secar siempre el cabello después del lavado.

Aunque podría parecer que dejar secar el cabello al aire es menos agresivo que utilizar un secador, la realidad es que dejar secar el cabello con éste es más saludable, especialmente si lo hacemos a baja temperatura.

La clave reside en la humedad en el cabello. Secar el pelo al aire lleva mucho más tiempo y la cutícula sufre, debilitándose al estar expuesta demasiado tiempo al agua. El complejo de la membrana celular del cabello, o lo que es lo mismo, la sustancia que da cohesión, fuerza, y elasticidad a nuestro cabello, se daña. Las capas de la cutícula se separan y provocan que el pelo se vuelva más frágil y quebradizo. Un exceso de humedad puede hacer también que se inflame el cuero cabelludo, provocando picazón.

Al utilizar el secador, eliminamos la humedad de manera mucho más rápida y evitamos dañar la cutícula. Aunque es cierto que el secador a temperaturas muy altas provoca que se formen burbujas dentro del pelo y este se quiebre; si lo secamos a temperaturas bajas, nuestro cabello no sufrirá.

  • Alimentación.

Una alimentación adecuada es importante para evitar problemas de caída de cabello, favorecer un correcto crecimiento y aportar todos los nutrientes necesarios para que la estructura de la fibra capilar crezca de forma saludable, consiguiendo así un cabello brillante y fuerte.

Es importante tener en cuenta una serie de acciones clave relacionadas con la alimentación, para que nuestro cabello reciba todos los nutrientes y esté lo más sano posible. Estas son la incorporación a la dieta de alimentos ricos en proteínas, aminoácidos como la arginina, cistina y metionina, oligoelementos como el magnesio, cobre, hierro y zinc; y vitaminas como la B12, C, B5, B6, D, A y E, que son esenciales para la correcta nutrición del cabello. También es esencial beber mucha agua y evitar ciertos alimentos que perjudican el buen estado capilar.

Veamos con más detalle qué alimentos contienen estas sustancias beneficiosas para nuestro cabello:

Los huevos son un alimento rico en proteínas y vitamina B12 que resulta muy beneficioso, ya  que ayuda a oxigenar los folículos pilosos, además de aportar brillo y volumen al cabello.

Frutas ricas en vitamina C. Esta vitamina promueve el crecimiento del cabello y ayuda a la producción de colágeno, muy necesario para mantener un cabello sano. En general todas las frutas nos aportan vitaminas y minerales necesarios para el cabello.

Verduras. Principalmente las de hoja verde como la espinaca, las acelgas, el brócoli, la lechuga o los canónigos. Aportan vitaminas A Y C, hierro y calcio. El principal beneficio para nuestro cabello es que mejoran la oxigenación del cuero cabelludo y estimulan la síntesis de las sustancias que aportan hidratación al cabello.

Zanahorias. Ricas en antioxidantes, minerales, vitamina E, vitamina C, potasio y beta caroteno; que es un elemento primordial para el cuidado de la piel y el cuero cabelludo.

Alimentos ricos en omega 3, como el salmón, las nueces o el atún; que hidratan el cuero cabelludo, fomentando la producción de aceites y nutriendo los folículos pilosos.

Legumbres, como lentejas, garbanzos o judías. Aportan proteínas, zinc, biotina y hierro; que favorecen la hidratación del folículo y ayudan a fortalecer el cabello evitando que se vuelva frágil y quebradizo.

Frutos secos, como nueces, avellanas, y almendras principalmente; porque tienen grandes cantidades de zinc, selenio y vitamina B. Tienen también una gran concentración de biotina, que es una de las vitaminas que más contribuye al mantenimiento de la salud del cabello.

Cereales integrales, que contienen vitaminas B12, B5, hierro y zinc; elementos ideales para estimular el crecimiento de nuestro cabello y evitar su caída.

Agua. Beber mucha agua es esencial para mantener nuestro cuerpo y cabello hidratados y saludables. La falta de hidratación es la causa más habitual de una melena quebradiza, áspera y sin brillo.

Sabemos ahora qué alimentos debemos incorporar a nuestra dieta para disfrutar de una buena salud capilar, pero ¿qué alimentos perjudican la salud del cabello?

Un pelo dañado o con excesiva caída puede tener su origen en algunos alimentos que le perjudican. Estos son los principales a evitar:

Azúcar: afecta al cabello impidiéndole la llegada los nutrientes. El azúcar minimiza la presencia en sangre las vitamina E y B, muy necesarias para el correcto crecimiento del cabello. El cuerpo precisa de ambas vitaminas para poder digerir el azúcar, por lo que su consumo excesivo provoca la disminución en el organismo estas vitaminas, impidiendo que el cabello reciba las suficientes.

Alimentos ricos en grasas: limitan directamente el riego sanguíneo que llega a nuestro cabello, disminuyendo el aporte de los nutrientes que precisa.

Alcohol: abusar de bebidas alcohólicas hace que disminuyan los niveles de zinc en el cuerpo y  deshidrata el cuero cabelludo.

Refrescos: Como ya vimos, el azúcar es uno de los elementos de la dieta más perjudiciales para la salud del cabello. Pero los refrescos “light” no son más convenientes, ya que los edulcorantes artificiales como el aspartame, disminuyen el grosor del cabello y favorecen su caída.

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